Lo más valioso que nos puede ofrecer una planta es todo su ser en forma concentrada, es su «alma», su esencia o su aceite aromático. Como «alma aromática», como esencia de la planta que es, el aceite aromático natural es el portador de todas sus propiedades y de su potencial o carácter curativo.
Los aceites constituyen uno de los remedios y productos para el estudio corporal más antiguo de la humanidad, habiendo sido utilizados por todas las viejas y grandes culturas de
Son la fuerza vital de la planta y se extraen de diversas partes de ella. El método de extracción varia según la parte de la planta (casi todos por destilación al vapor). Exceptuando los aceites obtenidos de las pieles del limón y la naranja, que se obtienen de su prensado en frío. Son sustancias muy concentradas, se deben usar en dosis pequeñas y diluidos, tanto en vía externa como interna.
La cantidad de planta que se necesita para obtener su esencia varía, ya que la proporción de aceites aromáticos, así como el «volumen» del aroma desprendido varía de una planta a otra. Por ejemplo, para conseguir
Las esencias de las plantas medicinales son aceites aromáticos volátiles, uno de los productos que intervienen en la fotosíntesis que tiene lugar en ellas. Curiosamente, cada uno de estos aceites desprende un olor característico. Sin embargo, no son untuosos ni tampoco engrasan. Según los diferentes tipos de plantas, estos aceites se depositan en diferentes lugares como pueden ser las raíces, las hojas o las flores.
Al no tener textura grasa no debe quedar mancha grasienta, os estarían vendiendo un aceite esencial mezclado con aceite. Aseguraros que son para uso interno y que no son sintéticos. Son de consistencia variable. Se evaporan si se dejan al aire (cerrar el tapón), lo mismo con la luz. Todos tienen propiedades antisépticas y antibacterianas (solo algunos como la lavanda).
Al emplear los aceites esenciales empleamos la totalidad de los principios activos de la planta.